Por Constanza Moraga, Gerente General de Aster.
Ante la necesidad de un desarrollo sostenible, el concepto de triple impacto se ha instalado como la nueva guía para las industrias, y la minería no es la excepción. Este enfoque empresarial, que busca equilibrar los aspectos económicos, sociales y ambientales, está redefiniendo cómo operan las organizaciones y, más importante aún, cómo innovan.
La industria minera, en su calidad de pilar fundamental de nuestra economía, enfrenta hoy desafíos únicos en su camino hacia la sostenibilidad. Por un lado, la demanda de minerales como el litio y el cobre, esenciales para la transición energética, está en un vibrante auge. Por otro lado, la presión para reducir la huella ambiental y mejorar las relaciones con las comunidades, nunca ha sido tan intensa, especialmente considerando los diversos plazos autoimpuestos tanto desde el mundo privado, como también a nivel de estado.
Desde Aster, hemos sido testigos del potencial transformador de estas iniciativas, donde startups como Emma Energy, MOVIA, Ecoshower y Litiohm, están liderando el cambio con soluciones innovadoras. Estas empresas no solo buscan rentabilidad, sino que abordan directamente los desafíos más apremiantes del sector: la eficiencia energética, la reducción de la huella de carbono y la optimización del consumo hídrico.
La relevancia de estas propuestas radica en su capacidad para generar beneficios multidimensionales. Por ejemplo, la implementación de tecnologías para el ahorro de agua no solo reduce el impacto ambiental, sino que también disminuye costos operativos.
Eso sí, el camino no está eximido de obstáculos, dado que la adopción de nuevas tecnologías en una industria tan establecida como la minería, implica riesgos y requiere de un cambio cultural. La resistencia a esto y la preocupación por interrumpir procesos críticos, son desafíos que deben superarse para poder seguir avanzando.
En este escenario es donde las aceleradoras juegan un papel protagónico, actuando como puentes entre las startups innovadoras y las empresas mineras establecidas, facilitando la implementación de soluciones de triple impacto de manera más ágil y menos riesgosa. Nuestro rol es fundamental para ser las catalizadoras de la transformación del sector.
A nivel internacional las señales son claras: la sostenibilidad ya no es opcional. Las empresas mineras que adopten propuestas de triple impacto no solo mejorarán su reputación y relaciones comunitarias, sino que también se posicionarán favorablemente en un mercado cada vez más exigente.
El camino hacia una minería verdaderamente sostenible es largo, pero con la innovación como aliada y el triple impacto como ruta a seguir, se está avanzando en la dirección correcta.