Por Susana Silva, jefa de proyecto, Gerencia de Desarrollo Humano de Fundación Chile.
La transformación digital ha irrumpido con fuerza en el panorama laboral en todo el mundo y nuestro país no está ajeno a esta realidad, pero ¿realmente está beneficiando equitativamente a todos los sectores de la sociedad?
La respuesta no es la quisiéramos. Según el informe "Mujeres en Tecnología LATAM 2023" realizado por IT-Talent Research, la presencia femenina en el área de las TIC a nivel regional apenas alcanza el 23%. En nuestro país, esta cifra desciende aún más, situándose en un preocupante 18%.
Esta situación no se limita al sector privado, como lo evidenció la reciente creación de la Red de Mujeres de Transformación Digital del Estado que busca visibilizar el trabajo que desarrollan las mujeres en la transformación digital del Estado, evidencia que esta problemática también se replica en el sector público.
No se trata simplemente de números en informes, estamos hablando de oportunidades desaprovechadas y potenciales sin desarrollar. La baja participación de las mujeres no solo limita sus oportunidades laborales, sino que también obstaculiza el progreso y la innovación. Desde temprana edad, las niñas enfrentan estereotipos de género que las alejan de las disciplinas STEM. La falta de modelos femeninos y la percepción errónea de que las habilidades técnicas son masculinas perpetúan esta brecha.
Según el Ministerio de la Mujer, solo el 20% de las matrículas en tecnología en 2018 correspondieron a mujeres, y apenas el 5% trabaja en campos tecnológicos. Estas cifras reflejan una pérdida significativa de talento, evidenciando barreras invisibles y prejuicios arraigados en nuestra sociedad.
Es aquí donde la educación técnico profesional emerge como una herramienta clave para cerrar estas brechas. Es en las aulas donde se forja el futuro talento, y es donde debemos comenzar a construir un camino más equitativo y accesible para todas y todos. Es crucial promover una educación no sexista que desafíe los estereotipos de género desde una edad temprana y anime a las niñas a explorar su interés en la tecnología. Además, debemos proporcionar oportunidades y recursos para que las mujeres puedan adquirir las habilidades técnicas necesarias y avanzar en sus carreras en el campo de las TIC.
El sector público, el privado, la sociedad civil y la academia tienen un papel fundamental que desempeñar en la promoción de la igualdad de género en las TIC. Es necesario un esfuerzo conjunto y coordinado para desarrollar políticas y programas que eliminen las barreras que enfrentan las mujeres en el campo tecnológico y promuevan un entorno inclusivo y equitativo para todos.
Aunque se han dado pasos en esta dirección, como la implementación de la política gubernamental Más Mujeres Científicas que busca reducir brechas de género en las carreras STEM, aún queda un largo camino por recorrer.
En este Día Internacional de las Niñas en las TIC, reafirmemos nuestro compromiso de romper barreras, empoderar a las mujeres y construir una sociedad más inclusiva y equitativa para todos. Solo a través de la educación, el empoderamiento y la colaboración podemos construir un futuro donde el talento no conozca límites y todas las personas tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.