Por Lelis Cuicas, Ingeniero Especialista en Ciberseguridad de ITQ Latam.
La industria 4.0, así como la inmensa cantidad de datos y las tendencias de utilización de IA para simulación y optimización de procesos, entre otras, han llevado a la utilización de la computación cuántica para resolver problemas complejos más rápido que las computadoras clásicas.
Para entender lo que distancia a la computación cuántica de la tradicional, hay dos grandes diferencias: una desde el punto de vista del procesamiento, ya que la computación cuántica utiliza qubits (unidades cuánticas) que pueden estar en superposición (0 y 1 simultáneamente), mientras que la computación clásica usa bits (0 o 1).
Eso permite a las computadoras cuánticas realizar ciertos cálculos exponencialmente más rápido que las computadoras clásicas. La segunda, y más importante, es que la criptografía actual se basa en la dificultad de factorizar números grandes. Así, las computadoras cuánticas podrían romper fácilmente esta criptografía, haciendo que las comunicaciones y datos sean vulnerables.
Haciendo esa salvedad, la computación cuántica impone un reto no menor a la ciberseguridad ante ciertas amenazas como romper la criptografía actual (RSA, DSA) exponiendo datos confidenciales; los nuevos tipos de ataques como firmas digitales falsas o romper autenticación cuántica.
En ese contexto, la urgencia de la estandarización de criptografía post-cuántica es crucial.
De esa manera, como avanza la computación abriendo las posibilidades de procesar grandes cálculos más rápidos se debe invertir en investigación y desarrollo de criptografía post-cuántica, así como también es crucial planificar y ejecutar una migración gradual hacia soluciones resistentes a la computación cuántica.
Con todo, se torna imprescindible la colaboración global, como estrategia fundamental para compartir conocimientos y desarrollar soluciones conjuntas que protejan nuestro futuro digital.