Por Oscar Marcos V., director de Contenido & RRSS Rompecabeza
Todos sabemos quién es Elon Musk y la controvertida historia que ha generado a lo largo de su carrera por su estilo de manejar empresas, declaraciones ácidas y ambición. En 2022 parecía tener un gran objetivo: Twitter.
Después de criticar duramente a la plataforma, comenzaron los rumores acerca de un interés del empresario por adquirir la compañía, cuestión que concretó en octubre de 2022 por US$44 billones. ¿Por qué lo hizo? En palabras del billonario, fue para “ayudar a la humanidad”, sin la expectativa de ganar dinero con el trato.
El siguiente gran hito de esta historia fue el polémico cambio de nombre de la reconocida plataforma del pajarito, que dejaba al ave atrás y convertía a una X en el logo oficial. A esto se sumaron los despidos del 50% de los colaboradores y nuevas políticas laborales que llevaron a largos debates en redes sociales.
En la vereda de los usuarios también hubo cambios: nacen las suscripciones “Twitter Blue” (previo al cambio de nombre) con beneficios exclusivos para las cuentas que estuvieran dispuestas a pagar. Sumado a lo anterior, los “Blue” pueden escribir muchísimo más allá de 280 caracteres (hasta para publicar libros), subir videos tan largos como películas y varias funciones más.
No es difícil darnos cuenta que el plan es tener cada vez más beneficios para que los usuarios se suscriban y le den este ingreso mensual a la plataforma. Más allá de lo que puedan generar con anuncios, es una buena estrategia para sumar un ingreso extra que varias redes sociales no se han atrevido a explorar (más allá de Youtube Premium). El problema es que hay muchos factores externos que enfrenta X, como las polémicas, reputación, competencia de microblogging y Threads de META, entre otras.
Estamos en pleno enero de 2024 y nos preguntamos ¿Cómo le ha ido? El dato es devastador: el valor de las acciones ha caído en 71,2% desde la compra de Elon Musk (The Guardian, 2024). Y no todo es monetario; la cantidad de usuarios mensuales de X disminuyó en 13.5% en el último año (The Daily Mail, 2024). Como si fuera poco, en septiembre de 2023 la Unión Europea advirtió a Elon Musk que, tras una investigación, descubrió que X tiene el radio de desinformación más alto de todas las redes sociales consideradas “grandes”.
Mal en rentabilidad, mal en usuarios, mal en reputación y con expectativas monumentales: Musk quiere que X sea una “everything app”, con el objetivo de convertir a la aplicación en una herramienta para el mundo financiero que permita a cada usuario controlar su dinero en la red. Además, sus objetivos plantean “interactividad ilimitada”, lo que se lograría con publicaciones en todos los formatos junto a esta especie de “billetera digital”, que transformaría a X en un “marketplace global”.
La ambición es ilimitada. La cuestión es que para hacer esa “súper app” necesitan mejorar varios puntos que están por el suelo, comenzando por la credibilidad de sus inversionistas y la reputación pública. ¿Lograrán la hazaña?