Pocas iniciativas públicas tienen tal impacto en la sociedad y en su desarrollo, que trascienden a los intereses propios de los gobiernos de turno. Este es el caso del emblemático proyecto Humboldt y lo que traerá consigo para el desarrollo sostenible de Chile.
En el pasado, la construcción de infraestructuras se asociaba a carreteras, puertos o aeropuertos. La infraestructura digital era vista como ajena al desarrollo, crecimiento económico e inclusión social. Pero hoy, en la era de la economía 4.0, el Estado al involucrarse en proyectos como este, sienta las bases para un desarrollo económico basado en la adopción de nuevas tecnologías.
Humboldt, al establecer una nueva ruta de transporte de datos de alta velocidad entre Chile, Asia y Oceanía, no solo proyecta al país como líder tecnológico en la región -entre otros muchos beneficios-, sino que también demuestra la faceta innovadora del Estado.
Si queremos lograr que la inteligencia artificial revolucione la economía, eliminar barreras físicas para la educación digital y hacer del IoT sobre 5G o 6G el núcleo de los negocios industriales, debemos seguir trabajando en desafíos público-privados habilitantes, donde la colaboración y la visión país son el eje principal.
El anuncio del Presidente Boric sobre la materialización de este proyecto marca un hito; Chile abraza la infraestructura digital como clave para su transformación en la era digital, posicionándose como líder en estrategias de crecimiento. Esta visión integral, refleja el compromiso del Estado con un futuro digital inclusivo y sostenible. Humboldt, con su impacto económico y tecnológico, es más que un cable submarino; es la materialización de una política pública que impulsa el desarrollo de Chile en la era digital.