Por: Nadia González, vicepresidenta de Thales para Latinoamérica y directora general para Thales en México.
Cada año me llena de orgullo celebrar el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería y este 23 de junio también me sumo al objetivo de concientizar la importancia de contar con más mujeres en estas profesiones y resaltar la valiosa contribución que tienen en el desarrollo económico del mundo.
Estoy convencida que, en las últimas décadas, las mujeres se han atrevido a cambiar estereotipos, al estudiar y ejercer la ingeniería. La inclusión del género femenino en estas carreras ha logrado avances significativos que dejan ver un futuro prometedor.
También es cierto que aún prevalecen desafíos en los que hay que seguir trabajando para lograr una verdadera igualdad de género. En Chile, según datos entregados por la Subsecretaría de Educación Superior, apenas un 19,7% de quienes se matriculan en primer año en carreras de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son mujeres, mientras que los hombres alcanzan un 80,3%.
Tengo ganas de un día vivir en un mundo en lo cual tengamos profesionales que contribuyeran a mejorar la sociedad e inspirar a todos, niñas y niños, a estudiar carreras de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas. Cada uno de nosotros, sea cual sea el género, posee la capacidad inherente de seguir cualquier camino que desee, incluidas por supuesto las carreras STEM.
El empoderamiento de las mujeres va en aumento, es crucial reconocer y romper el mito de que ciertos campos están reservados para un género u otro. Tanto los ejemplos históricos como los contemporáneos sirven como prueba viviente de que las mujeres han sobresalido y continúan sobresaliendo en esfuerzos científicos y de ingeniería.
Recordemos a Hedy Lamarr, quien inventó el sistema de comunicaciones a control remoto para el ejército estadounidense, el cual sirvió como base para darle paso a las conexiones Bluetooth y Wi-Fi que hoy en día utilizamos.
O pensemos en Marie Curie, una de las científicas más reconocidas de la historia. A través de su innovadora investigación sobre la radiactividad, revolucionó nuestra comprensión del mundo atómico, convirtiéndose en la primera mujer en ganar un Premio Nobel y la única persona en recibir premios Nobel en múltiples disciplinas científicas. Su mente inquisitiva, dedicación y búsqueda incesante de conocimiento allanaron el camino para futuras generaciones de mujeres en la ciencia.
Resulta interesante que Latinoamérica se encuentra por encima del promedio mundial, con 35% de representación femenina en los puestos de alta gerencia, porcentaje que incluso es mayor que Norteamérica y la Unión Europea, con 33%, pero aún por debajo de África, con 40% y Asia, con 37%.
Las posibilidades para mujeres que decidan incursionar en una carrera STEM son ilimitadas, pero considero necesario que desde la base familiar se motive y se siembre en las niñas el interés para convertirse en una exitosa ingeniera, científica, matemática, etc. Siempre respetando las dediciones de cada una de ellas.
Desde las organizaciones también debemos asumir el compromiso de elevar e inspirar a próximas generaciones a formar parte de carreras STEM. Seamos los modelos a seguir de las futuras directoras de empresas líderes en Chile.
Honramos el pasado, abrazamos el presente y aspiramos a un futuro donde la igualdad de género en STEM no sea solo un objetivo sino una realidad.