Por Víctor Opazo Carvallo, gerente general de Netline.
Agosto es el Mes de la Minería, un sector que ha sido un pilar económico para Chile durante décadas y continúa siendo vital. Por ejemplo, el último Informe de Finanzas Públicas del Ministerio de Hacienda, como es habitual, excluyó al sector minero del PIB, por las buenas proyecciones que se esperan en esta industria, y para no alterar el diagnóstico general.
Pero la competitividad del rubro exige nuevos desafíos y una de las mayores tareas está relacionada con la eficiencia de sus operaciones.
La minería enfrenta el desafío constante de mejorar la eficiencia operativa para mantenerse competitiva. En un mercado global donde los commodities transan en la Bolsa de Metales de Londres, con precios que cambian segundo a segundo, la inmediatez es crucial, ya que repercute entre las nuevas tendencias en la faena. Así, conceptos como control a distancia en tiempo real, comunicación fluida entre oficinas centrales y yacimientos, y automatización de procesos han emergido como esenciales. El Internet de las Cosas (IoT) está transformando esta industria, requiriendo conexiones robustas y confiables.
Y es imperativo contar con una conexión eficaz, sin caídas y con una red resiliente, que permita datos sin latencia, fundamentales para la toma de decisiones.
Es un desafío que desde el sector de telecomunicaciones hemos abordado con un alto nivel de compromiso, y particularmente en el Norte Grande acaban de debutar tecnologías con enlaces inalámbricos de altas velocidades de conexión.
En el Mes de la Minería no solo celebra un sector con una rica historia, sino también un futuro prometedor que depende en gran medida de las telecomunicaciones.