Por Mario Coronado, director de Asuntos Públicos Telefónica Hispam.
Múltiples oportunidades se han abierto para la reducción de la brecha digital en Latinoamérica gracias a la expansión de las redes y la masificación del acceso a Internet. De hecho, la conectividad hoy nos permite trabajar y estudiar desde cualquier lugar, tener atención médica a distancia o generar emprendimientos y empleo. Así, el internet abre y genera un mundo de posibilidades que permiten un mayor desarrollo para las sociedades y personas. Pero mientras esas oportunidades están disponibles para algunos, Hispanoamérica se consolida de manera preocupante como la segunda región más desigual, según informes de CEPAL.
Cerrando la brecha digital para conseguir una igualdad de oportunidades
De acuerdo con la GSMA, el acceso a internet móvil se ha duplicado en la región: de 220 millones de personas en 2014 a casi 400 millones en 2021. Sin embargo, aún existen 230 millones de ciudadanos desconectados. De estos últimos, alrededor de 190 millones de personas viven en zonas cubiertas por redes de internet móvil, pero no acceden a Internet. Así, por un lado, tenemos que hacer esfuerzos para lograr que las redes lleguen a las zonas remotas y orográficamente difíciles de acceder. Por el otro, también es necesario reducir la brecha de uso.
Todo lo anterior, se traduce en millones de hogares que no tienen las mismas oportunidades y, como en tanta otra situación compleja, los más afectados son siempre los grupos socioeconómicos más vulnerables.
Las cifras hacen evidente la naturaleza de esta preocupante situación, pues las brechas aumentan en grupos vulnerables como las mujeres, niños y niñas, adultos mayores, grupos étnicos de pueblos originarios o personas que habitan en zonas rurales. Sin ir más lejos, de acuerdo a CEPAL, “en los países con mayor conectividad, la penetración en el área rural llega al 40% y/o 50% de la población, mientras que en los de menor desarrollo digital la penetración (en zonas rurales) promedia el 10% de la población”.
¿Cómo abordar esta problemática?
Es crucial trabajar decididamente en promover la inclusión digital en los países de la región y reflexionar sobre cuáles pueden ser los mejores caminos a tomar para acelerar el proceso de apropiación. Para ello, resulta urgente generar espacios de conversación, debate e intercambio de ideas y experiencias para identificar modelos disruptivos y encontrar maneras de implementarlos rápidamente. En este contexto nace el “Primer Encuentro por la Inclusión Digital en América Latina”, el cual tendrá lugar en Lima, Perú, el 7 de noviembre próximo. La iniciativa busca incorporar a todos los sectores en esta conversación, incluida la ciudadanía en general, clave en este contexto, por lo cual se transmitirá en vivo vía streaming a todo el mundo.
¿Por qué es importante hablar de inclusión digital?
Nuevamente, las cifras contextualizan mejor la situación: según informa ASIET, un aumento del 1% en el índice de digitalización generaría un crecimiento de 0,3% en el PIB de los países. Los números —a veces aliados y otras veces villanos en ciertas historias— nos enfrentan también a la dura realidad y a la necesidad de acelerar este diálogo por acercar una conectividad realmente para todos: atraer más inversiones sostenibles a la región nos permitiría cerrar la brecha de cobertura (7% en 2021, según GSMA) y la brecha de uso (31%, según el mismo informe).
Estas grandes inversiones no pueden ser afrontadas en solitario por la industria de telecomunicaciones, requieren de otros agentes que contribuyan para hacerlas sostenibles. De hecho, cerrar la brecha digital en América Latina requiere de una inversión de US$68.000 millones, según estimaciones del BID.
Por esto, se precisa un entorno conducente para invertir, con seguridad jurídica, predictibilidad regulatoria y tributaria, una inversión pública estratégica con foco en maximizar bienestar social, así como la participación de actores privados y públicos, locales, regionales e internacionales. De esta manera, lograremos conectar aquellas zonas especialmente vulnerables en cada uno de los países de la región.