La rápida evolución tecnológica ha sido un factor determinante desde que Gordon Moore, cofundador de Intel, predijo en 1965 que el número de transistores en un chip se duplicaría cada dos años.
Este pronóstico ha impulsado un crecimiento exponencial en la capacidad de procesamiento y velocidad de las computadoras, desencadenando avances significativos en herramientas como la inteligencia artificial (IA), big data, robótica y computación en nube, entre otras. Estas tecnologías, fundamentales para la transformación digital, han demostrado múltiples beneficios, pero su adopción efectiva requiere profesionales altamente capacitados en estas áreas.
Pablo Isla, miembro de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de la Información (ACTI) y director del Departamento de Ingeniería Comercial de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), señala lo siguiente:
Estamos inmersos y llevamos mucho tiempo experimentando lo que depara el futuro del trabajo. En esa línea, como sociedad debemos estar más y mejor capacitados en las tecnologías y áreas que son requeridas a futuro y es una tarea que debemos llevar a cabo desde todas las áreas, tanto desde el mundo público-privado como desde las organizaciones, porque es para donde está avanzando la economía y el mundo.
Un estudio reciente de Goldman Sachs predice que la próxima ola de sistemas de IA podría automatizar hasta 300 millones de empleos a tiempo completo en todo el mundo en la próxima década.
Esto podría aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) global en un 7% (alrededor de $7 billones de dólares) y elevar la productividad en 1,5 puntos porcentuales durante este período.
En Chile, el estudio del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la Universidad Diego Portales: “Automatización: Nuevas Estimaciones para Chile” alerta de que el 25,6% de los empleos corren un alto riesgo de automatización y posible desaparición. Entre estos se encuentran roles como personal de apoyo administrativo, vendedores de tiendas minoristas, agricultores, operadores de máquinas y ensambladores, entre otros.
El rol del sector público-privado
El sector público y privado tienen un papel importante en este escenario. Un estudio de Accenture en colaboración con País Digital advierte que Chile podría perder hasta US$13.3 mil millones en crecimiento acumulado del PIB en la próxima década si no se toman medidas efectivas.
Se destaca la necesidad de fomentar el aprendizaje basado en la experiencia y empoderar a las personas más vulnerables. Además, se enfatiza la importancia de la inclusión, reduciendo brechas y promoviendo la reconversión laboral para mejorar la empleabilidad, especialmente entre grupos vulnerables.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible del Gobierno subraya:
...[] la importancia del acceso a la tecnología y la reducción de la brecha digital para mejorar las competencias y habilidades de los trabajadores.
Pablo Isla coincide en la necesidad de fomentar el interés de los jóvenes en las carreras STEM y promover la inclusión en el ámbito laboral, reduciendo las brechas de contratación en términos de género y discapacidad.
En este contexto, es esencial que Chile oriente sus esfuerzos hacia una educación adaptada a las demandas tecnológicas, reducción de brechas y una reconversión laboral efectiva. Estas medidas no solo asegurarán la competitividad en el futuro cercano, sino que podrían sumar hasta 13 mil millones de dólares al PIB nacional, promoviendo un desarrollo sostenible y equitativo en el país.
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