En un mundo cada vez más digitalizado, hay incidentes que pueden ser una amenaza latente y ponen a prueba las capacidades de las organizaciones para adaptarse y recuperarse. Un estudio de Info Tech report, asegura que el 75% de los profesionales de ciberseguridad consideran que el panorama actual de las amenazas es el más difícil de los últimos cinco años.
Ante esta realidad, es de vital importancia que las organizaciones tengan entre sus prioridades el desarrollo de una cultura de seguridad, que está ligada inevitablemente a la resiliencia digital. No me refiero solo a programas de concientización y capacitación para los colaboradores, por más fundamental que esto sea.
Hablo de un cambio de chip desde adentro hacia afuera, comenzando en lo más profundo, como políticas y definición de valores compartidos, llegando a lo cotidiano de las tareas diarias y la interacción entre pares; de estrategias de negocio de los más altos directivos, hasta acciones individuales de protección y seguridad que se establezcan como un reglamento de forma pareja.
Todos en una organización son responsables por la seguridad, y a su vez también, los equipos de seguridad son responsables por ayudar a los otros equipos a innovar más rápido Y seguros, deben enseñar a los equipos de desarrollo e infraestructura para que ellos estén alineados a las buenas prácticas, en lugar de ser el departamento del NO.
Ahora, si hablamos de ciberseguridad, lo primero que debemos saber es que uno puede repeler múltiples adversarios, pero eventualmente es posible que tengamos un mal día donde ellos logren su cometido, y si no tomamos los recaudos apropiados de antemano, será probable más que posible. Esto quiere decir que debemos estar preparados para responder ante cualquier posible brecha, tener claro que todo servicio que brindamos, nos puede dejar expuestos, porque existen vulnerabilidades desconocidas, errores humanos o la necesidad de comunicación entre sistemas y usuarios que puede introducir riesgos de seguridad.
Ninguna organización está exenta hoy en día de esta exposición y riesgos. Existen herramientas que pueden ayudarnos a disminuir el impacto de las posibles brechas, como servicios que aprovechan la Inteligencia Artificial para detectar o investigar amenazas y contenerlas antes que generen daños mayores. La tecnología a nivel general juega un papel fundamental, junto con la cultura y capacitación, que nos permite estar mejor preparados ante cualquier eventualidad, ya sea provocada por el humano o la naturaleza.
En definitiva, la resiliencia digital no se trata solo de tecnología, sino también de un cambio de cultura desde lo más profundo. Una seguridad sólida en el núcleo de una organización permite la transformación digital y la innovación. La capacidad de reinventarse lo más rápido posible es una fortaleza que debemos seguir impulsando y en ello la tecnología de nube puede resultar clave.
En tiempos de incertidumbre, la resiliencia digital brilla como una luz en la oscuridad, guiándonos hacia un mañana más esperanzador y seguro.