Por Carolina Álvarez, Asociado Senior Consultora Admiral, LTDA.
La reciente denuncia del Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) respecto a la falsificación de la leche Nido, tras el reporte de Nestlé Chile S.A., pone en relieve una serie de preocupaciones en torno al compliance en el sector empresarial chileno. Nestlé, al alertar sobre la presencia de productos falsificados en ferias libres y minimarkets de la Región Metropolitana, ha cumplido con su responsabilidad de proteger a los consumidores. Sin embargo, la necesidad de una respuesta coordinada y eficaz para investigar y retirar estos productos del mercado resalta la importancia del cumplimiento normativo y la protección del consumidor.
El compliance, o cumplimiento normativo, es una disciplina que abarca la implementación de políticas y procedimientos para asegurar que una empresa opere dentro de los límites legales y éticos. En el contexto actual, donde la falsificación de productos puede tener consecuencias graves para la salud pública, la función del compliance se vuelve más crítica que nunca. La leche falsificada, especialmente en formatos que no forman parte del portafolio oficial de Nestlé y con empaques que no cumplen con los estándares de calidad, representa un riesgo significativo para la salud, particularmente para niños y adolescentes.
La respuesta del SERNAC, al alertar a la ciudadanía y remitir la información al Ministerio Público para investigar la procedencia y autores de estos productos falsificados, es un paso fundamental en la protección del consumidor. Sin embargo, esta situación también subraya la necesidad de que las empresas fortalezcan sus propios sistemas de compliance. No basta con cumplir con la normativa; es imperativo que las compañías adopten una postura proactiva en la vigilancia de sus cadenas de suministro y canales de distribución.
La Ley 20.393 sobre la responsabilidad penal de las personas jurídicas establece la obligación de las empresas de implementar modelos de prevención del delito, lo que incluye la detección y prevención de conductas ilícitas como la falsificación de productos. Esta ley es fundamental para asegurar que las empresas tomen medidas adecuadas para prevenir actos delictivos dentro de su operación, y la reciente falsificación de productos Nestlé pone de relieve la necesidad de estos controles.
Adicionalmente, la Ley 21.595, que refuerza la protección al consumidor, también enfatiza la importancia del compliance al exigir mayores estándares de transparencia y responsabilidad a las empresas. Esta ley obliga a las compañías a adoptar medidas más estrictas para asegurar que los productos en el mercado cumplan con todas las regulaciones de seguridad y calidad.
Las empresas deben educar y concienciar tanto a los minoristas como a los consumidores sobre los riesgos asociados con la compra de productos falsificados. Campañas de concienciación pueden ayudar a reducir la demanda de estos productos y proteger a la población vulnerable.
Además, la cooperación con entidades regulatorias, como el SERNAC, es esencial para identificar y eliminar productos falsificados del mercado. Las empresas deben estar dispuestas a proporcionar toda la información necesaria para facilitar la investigación y la fiscalización.
Utilizar tecnologías avanzadas, como códigos QR o etiquetas de seguridad, puede ayudar a verificar la autenticidad de los productos y rastrear su origen. Esto no solo aumenta la transparencia sino también la confianza del consumidor.
El caso de la leche Nido falsificada es un recordatorio contundente de los peligros que enfrentan los consumidores y de la responsabilidad que tienen las empresas de asegurar la integridad de sus productos. En un mundo donde las amenazas a la salud pública pueden surgir de la falsificación de alimentos, el compliance corporativo no es simplemente una opción; es una necesidad imperiosa.
En conclusión, la denuncia del SERNAC destaca una brecha en la seguridad del consumidor que solo puede ser cerrada mediante un compromiso firme y continuo con las prácticas de compliance. Las empresas deben tomar medidas preventivas y correctivas para proteger tanto su reputación como la salud de los consumidores. En última instancia, un robusto sistema de compliance no solo salvaguarda a las empresas de posibles sanciones legales, sino que también fortalece la confianza del público en sus productos y servicios.