La clonación de datos personales dejó de ser un riesgo puntual: hoy es parte de un ecosistema criminal activo y organizado. Las empresas en Chile están expuestas como nunca, y muchas aún no dimensionan el problema. Sectores como banca, salud, retail y educación, que manejan información sensible, siguen mostrando brechas de seguridad básicas que los ciberdelincuentes saben aprovechar.

Por eso el rol del Ethical Hacker es clave. Son profesionales que simulan ataques reales para detectar fallas antes que los delincuentes lo hagan. No son un gasto, son una inversión estratégica. El problema es que hoy hay un déficit de talento en ciberseguridad, lo que obliga a las empresas a formar internamente o buscar especialistas fuera del país.
Aunque hay avances legislativos, como la futura Ley de Protección de Datos, los vacíos aún son muchos. En este escenario, la prevención no puede esperar. La ciberseguridad debe dejar de verse como un respaldo técnico y pasar a ocupar un rol central en la gestión del riesgo empresarial.