En el horizonte de 2025, la identidad digital se perfila como un campo de transformación profunda y desafíos significativos. iProov comparte un panorama sobre los factores clave que influirán en la seguridad y confianza en el entorno digital. Desde la creciente sofisticación de los deepfakes hasta el avance de los sistemas biométricos en fronteras y sectores financieros, el futuro de la identidad enfrenta un punto crítico.
La amenaza de los deepfakes está destinada a escalar, poniendo en jaque la veracidad de las noticias y la confianza en los medios. Un caso emblemático de 2025 implicará a un canal de televisión que, sin saberlo, transmita una entrevista fabricada mediante inteligencia artificial. Este evento desencadenará esfuerzos para desarrollar tecnologías de atribución y alfabetización mediática más robustas, subrayando la urgencia de proteger la información en un contexto de tecnologías disruptivas.
El uso de verificación biométrica está redefiniendo la experiencia en cruces fronterizos, permitiendo procesos más rápidos y seguros. Programas como SmartCheck de Eurostar demuestran el potencial de sistemas automatizados para reducir filas y mejorar la seguridad, todo bajo estrictos protocolos de privacidad. Estos avances prometen revolucionar los viajes globales, facilitando una conectividad segura y eficiente.
Un incidente significativo en el ámbito corporativo surgirá cuando un deepfake de un CEO de una empresa Fortune 500 provoque un colapso temporal en los mercados. Este evento subrayará la necesidad de implementar verificación biométrica y medidas avanzadas de seguridad para preservar la confianza en las interacciones digitales.
La proliferación de identidades sintéticas, potenciadas por deepfakes, será un desafío creciente. En 2025, se prevé que un ataque masivo dirigido a procesos de contratación remota cause pérdidas operativas y financieras significativas. Las organizaciones deberán reforzar la ciberseguridad y adoptar soluciones biométricas para mitigar estos riesgos.
El proyecto de Cartera de Identidad Digital de la UE enfrenta cuestionamientos sobre su modelo de negocio y responsabilidad. Temas como los costos de implementación y la accesibilidad para diferentes sectores de la población generarán un debate que marcará el futuro de la economía digital y la inclusión tecnológica.
El avance del “sharenting” y el uso de preguntas de seguridad obsoletas requerirán una transición hacia sistemas más seguros como la biometría facial y la autenticación multifactorial. Al mismo tiempo, el control de datos personales será una prioridad, con un aumento en el uso de credenciales verificables que garanticen privacidad y seguridad.
Empresas como Meta y Globant consolidarán su influencia sobre la identidad digital, superando incluso a algunos gobiernos en este ámbito. Este fenómeno plantea interrogantes sobre la privacidad y la gobernanza en un futuro dominado por actores privados.
La combinación de innovaciones tecnológicas y riesgos emergentes demandará una colaboración sin precedentes entre sectores públicos y privados. Las decisiones tomadas en 2025 podrán definir cómo se navega la identidad digital en las décadas por venir.
¿Qué medidas considera esenciales para equilibrar seguridad digital y privacidad en un mundo cada vez más interconectado?