Por años hemos presenciado cómo la tecnología se infiltra en cada rincón de nuestra sociedad, y hoy me siento impulsada a reflexionar sobre el papel transformador de la inteligencia artificial generativa en el mundo empresarial. En un país donde el 56% de los CEO confía en que la IA impulsará la rentabilidad este año, superando el promedio global, no podemos sino cuestionar: ¿estamos preparados para este salto cuántico?

La IA se presenta como la herramienta idónea para dotar a nuestras decisiones de datos precisos y mayor información, permitiéndonos apartar ese tiempo tan preciado para lo que realmente nos define: el talento humano, la creatividad y, sobre todo, la capacidad de construir. No se trata únicamente de optimizar procesos, sino de liberar la energía que yace en nuestras ideas y en la fuerza de nuestros equipos.
Humanizar la tecnología es esencial. La IA, por más sofisticada que sea, no puede –ni debe– sustituir la intuición ni la empatía que caracterizan al ser humano. Esta herramienta debe amplificar lo mejor de nosotros y, al mismo tiempo, protegernos de la sombra de la desinformación o el sesgo algorítmico. En un entorno en el que las decisiones se toman a partir de datos, es nuestra responsabilidad cuestionar, supervisar y validar cada resultado para evitar errores que pueden tener consecuencias irreparables.

La integración de la IA en las empresas no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar objetivos estratégicos alineados con nuestros valores. Es, en definitiva, un puente hacia nuevas oportunidades que requiere de equilibrio, conciencia y, sobre todo, liderazgo humano. En este sentido, compañías como Microsoft Chile han demostrado un firme compromiso en acompañar a sus clientes en este viaje hacia el futuro, anticipando cambios y adaptándose con agilidad en un mundo cada vez más digital.
Es imprescindible resaltar el papel vital de las mujeres en este proceso. Hay espacios para que se incorporen al mundo laboral, y tenemos el deber y el derecho de equiparlas con las competencias necesarias para el éxito. Según el informe "Algorithm and Eve: How AI will impact women at work" de la OCDE, entre 2012 y 2022 el crecimiento del empleo en las ocupaciones altamente expuestas a la inteligencia artificial fue incluso mayor para las mujeres que para los hombres. Esto indica que el potencial de acceso a empleos que usen IA y tecnología es muy alto si se implementan políticas de formación y se cierran las brechas de género.

Ampliar el acceso de las mujeres a las habilidades digitales y a empleos en áreas emergentes no solo podría mejorar la igualdad de oportunidades, sino también impulsar el crecimiento económico y la innovación en el sector. La diversidad de pensamiento es la base de la innovación, y reconocer la contribución femenina es reconocer el potencial de transformar no solo las empresas, sino la sociedad entera.
En definitiva, la inteligencia artificial generativa en las empresas no es solo una herramienta para aumentar la rentabilidad; es una invitación a replantear el futuro del trabajo y a construir un camino en el que la tecnología sirva para empoderar y liberar el talento que reside en cada uno de nosotros. Nuestro desafío es ser líderes capaces de adaptarnos al contante cambio que nos trae esta realidad.
