En los últimos años, nuestro país ha experimentado un incremento en la frecuencia y severidad de estos ataques, encendiendo las alarmas tanto en el sector público como en el privado.
Para tener una idea, según datos de la USM, se calcula que para el final del año se habrán realizado entre 14 y 15 billones de ciberataques hacia Chile. Si bien, no todos estos ataques se materializan en daños para las instituciones, da cuenta de la magnitud de la amenaza a la que estamos expuestos.
Francisco Guzmán, vicepresidente de Claro empresas, comenta que en los últimos años, han observado un incremento en el número y sofisticación de los ataques cibernéticos dirigidos a empresas, lo que los ha llevado a plantear nuevas estrategias para adelantarnos a los ciberdelincuentes.
"Por eso implementamos como un pilar la ciberinteligencia que, en palabras simples, apunta a encontrar las posibles amenazas antes de que ellas nos encuentren a través de una mirada analítica de fuentes abiertas, como la Deep Web”.
Es precisamente la creciente demanda de servicios digitales y la necesidad de infraestructura tecnológica confiable, que ha hecho del segmento de data center uno consolidado en nuestro país, ya que almacenan información crítica de empresas, gobiernos y particulares, por lo que son un objetivo atractivo para ciberataques.
La implementación de medidas de ciberseguridad adecuadas ayuda a proteger estos datos contra amenazas, pero también garantiza la continuidad de las operaciones de las organizaciones que dependen de los servicios alojados en los data centers.
En ese contexto, Guzmán cuenta que las tecnologías clave que están impulsando el desarrollo de data centers en Chile y a nivel mundial se vinculan con los sistemas de seguridad avanzados, incluida la ciberseguridad, que son esenciales para proteger los datos almacenados.
"Por eso en el 2024, la ciberseguridad seguirá siendo una prioridad, y veremos avances en herramientas de prevención basadas en IA y metodologías de recuperación ante vulnerabilidades más avanzadas”.
Ante esta situación, las organizaciones están tomando medidas proactivas, implementando protocolos de seguridad más estrictos y aumentando la inversión en capacitación y concienciación sobre ciberseguridad.
Y cómo no, si la información se ha convertido, prácticamente, en el principal activo, tanto para usuarios, como también para las grandes organizaciones, puntualiza Guzmán y recalca:
“Hay que ser enfáticos: los datos hoy son el verdadero combustible del mundo en que nos movemos y solo en la medida en la que los protejamos de manera robusta, podremos llevar nuestra economía digital al siguiente nivel”.
Mientras los ciberdelincuentes son cada vez más especializados e incorporan nuevas herramientas como la IA para cometer delitos, hay una nueva pieza que hace aún más complejo este puzzle: El déficit de profesionales de ciberseguridad. Se estima que solo en nuestro país hay un déficit de 6.000 profesionales ligados a la ciberseguridad.