Por María José Bustos, Líder del Hub Business Evolution & Product de KIBERNUM
La creatividad humana es intrínsecamente caótica, llena de saltos intuitivos, muchas veces impulsada por emociones y experiencias subjetivas y, en ningún caso, es un proceso lineal.
¿A quién no le ha pasado? que pasa horas intentando descifrar o resolver algo sin resultado, o cuando estas en otra situación, en otro contexto, como por ejemplo mientras tomas una ducha, caminas por un parque o conversas con tu familia o amigos de otro tema, en otro dominio, de pronto aparece esa idea que habías estado buscando. Ahora, gracias a otras experiencias y conversaciones, pudiste resolver un problema que antes no sabías cómo hacerlo.
Aunque la inteligencia artificial (AI) no puede replicar completamente este proceso humano lleno de matices emocionales, ofrece una oportunidad sin precedentes para expandir nuestra capacidad creativa. La AI no solo simula aspectos de la creatividad, como en la generación de música o arte visual, sino que potencia y permite saltos exponenciales a esta misma: facilitando la rápida prototipación, combinando elementos que nunca lo habían hecho y explorando nuevas formas y medios previamente inaccesibles o imposibles.
La capacidad de la AI para optimizar, eficientar y automatizar es impresionante, pero su verdadero potencial reside en cómo puede extender los límites de nuestra imaginación. Un ejemplo ilustrativo de esto es la estrategia de Atomwise, empresa que utilizando AI en bases de datos de estructuras moleculares, identificando patrones y posibles enlaces efectivos que pueden llevar a la creación de nuevos medicamentos. Este proceso no solo hace que el descubrimiento de nuevos fármacos sea mucho más rápido, sino también más barato y menos propenso a errores costosos que ocurren en etapas tardías del desarrollo de medicamentos. El enfoque no solo mejora lo existente, sino que reimagina por completo la forma en que se crean medicamentos, ilustrando cómo la AI puede ser utilizada para generar resultados disruptivos y transformadores.
La evidencia de esta transformación es también palpable en el sector de las startups. Durante el 2024, un impresionante 88% de las startups de Y Combinator están integrando AI para desarrollar nuevos modelos de negocio. Además, un estudio de IDC de fines de 2023 reveló que el 71% de las organizaciones están empleando AI actualmente y que por cada dólar invertido en esta tecnología, se están viendo retornos promedio de $3.5. Este dato subraya que el desafío para las empresas ya no es simplemente mejorar procesos existentes, sino inventar nuevas maneras de resolver problemas antiguos para sostener su competitividad.
Para que la verdadera innovación surja, debemos fomentar una colaboración sin precedentes entre humanos y máquinas. Es esencial crear entornos donde la creatividad no esté confinada a la esfera humana, sino que se establezca un diálogo constante entre nuestras inspiraciones y las capacidades extendidas que la AI puede ofrecer. Al hacerlo, no solo ampliaremos los límites de lo que podemos crear, sino también cómo concebimos el acto de creación en sí mismo.
Estamos viviendo en una era donde la sinergia entre la creatividad humana y el poder computacional está redefiniendo lo que significa innovar y crear. Este es un momento emocionante para estar al frente de la intersección de la tecnología y la creatividad, donde cada nuevo día ofrece la promesa de descubrimientos y creaciones que eran inimaginables en décadas pasadas.