Por Tomás Ecclefield, cofundador de Punta El Monte.
Dar pasos concretos en el Hidrógeno Verde en Chile es un paso crucial para nuestro país hacia un futuro más sostenible y resiliente. La visión y pasos que se han dado en diversificar la matriz energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mediante el aprovechamiento de recursos naturales renovables es admirable y necesaria en la lucha contra el cambio climático. Y en un país como Chile, con abundantes recursos naturales y una industria minera y energética consolidada, el hidrógeno verde podría ser el motor de una nueva era de crecimiento y desarrollo sostenible.
La propuesta, dividida en dos etapas, demuestra un interés para abordar los desafíos tanto técnicos como regulatorios que enfrenta el desarrollo de la industria del hidrógeno verde. Desde la definición de estándares ambientales y laborales hasta el fomento de la investigación científica, se establece un marco integral para el crecimiento de esta industria emergente.
Sin embargo, es evidente que falta un enfoque específico en la creación de incentivos para las empresas que se aventuren en el consumo de este hidrógeno verde, que les baje el riesgo e incentiven su uso.
Es fundamental reconocer que el éxito de la transición hacia el hidrógeno verde dependerá en gran medida de la participación activa del sector privado, especialmente de las empresas consumidoras, como lo es la industria minera, donde los potenciales uso del hidrógeno son variados. Sin embargo, sin incentivos claros y tangibles para los compradores del Hidrógeno Verde, hará cuesta arriba que estas empresas se comprometan plenamente con el uso de este combustible alternativo. Y ese es un riesgo como país, pues países vecinos, Europa, Japón, entre otros, si están poniendo ese incentivo.
Por lo tanto, es urgente que se diseñen políticas específicas de incentivos para estas empresas, que les brinden la seguridad y confianza necesarias para adoptar el hidrógeno verde como una alternativa viable y rentable. Esto no solo impulsará la demanda interna, sino que también posicionará a Chile como líder en la transición hacia una economía más limpia y sostenible. Es muy similar a lo que ocurrió con las renovables hace 10-15 años.
A pesar de estos desafíos, Chile cuenta con ventajas competitivas que lo podrían posicionar como un líder potencial en la producción de hidrógeno verde. Con su vasto potencial de energía renovable, su industria minera y energética desarrollada, y su ubicación estratégica cerca de importantes puertos, el país tiene todos los ingredientes necesarios para el éxito en este campo.
En resumen, si bien el plan de Hidrógeno Verde es un paso en la dirección correcta, es imperativo complementarlo con medidas concretas para estimular la inversión y la participación del sector privado en la producción y consumo de hidrógeno verde. De esta forma, se darán pasos concretos en el éxito de esta iniciativa y se aprovechará plenamente el potencial de esta tecnología para impulsar el desarrollo sostenible de Chile.