Por Andrés Weinreich, Gerente General de SunRoof.
En noviembre de 2019, el Congreso de Chile aprobó una medida transitoria para contener un aumento del 9,2% en las tarifas eléctricas, estableciendo una deuda máxima de US$ 1.350 millones del Estado con las empresas del sector. Sin embargo, en agosto de 2022, se ajustó el esquema, añadiendo un cargo para el pago gradual de la deuda. A lo largo del proceso, la deuda acumulada superó los US$ 6 mil millones.
Pero la fiesta se acabó. Desde el 1 de julio de este año, el Gobierno anunció un incremento en las tarifas eléctricas desde Arica hasta Los Lagos, afectando a unos 5 millones de clientes con alzas de hasta un 43% en regiones como Atacama.
El congelamiento de tarifas, aunque popular, trajo complicaciones y distorsionó las señales de precios para consumidores y empresas del sector. El reciente apagón en Ecuador, que dejó al país sin electricidad por más de tres horas, evidenció la crisis energética que puede surgir de una falta de inversión en infraestructuras y planificación robusta, subrayando la necesidad de estrategias energéticas sostenibles.
En Chile, debemos adoptar innovaciones tecnológicas para mitigar el impacto de las alzas tarifarias y avanzar hacia un futuro energético más estable y sostenible. Los Sistemas de Almacenamiento de Energía en Baterías (BESS) son esenciales en esta transición, permitiendo una gestión eficiente de la energía almacenada, asegurando la estabilización de precios en el tiempo. Estos sistemas, preferidos por su alta densidad de energía y bajo mantenimiento, complementan fuentes renovables como la solar, eólica y mareomotriz, eliminando intermitencias en la red eléctrica y mejorando la resiliencia para los usuarios.
Ante el alza en las tarifas eléctricas, tenemos la oportunidad de invertir en paneles solares y sistemas de almacenamiento de energía para reducir costos a largo plazo. La zona centro de Chile, con su alta radiación solar y concentración industrial, ofrece un gran potencial para generar energía solar en cubiertas y estacionamientos.
Para fomentar esta transición, es vital que el Gobierno y los reguladores implementen incentivos fiscales, subsidios y regulaciones que promuevan la adopción de tecnologías limpias y eficientes. Además, es crucial fomentar la educación y concienciación sobre el uso racional de la energía, promoviendo el autoconsumo a través de, por ejemplo, la instalación de paneles solares.
Una estrecha colaboración entre el sector público y privado es esencial para acelerar las mejoras en eficiencia energética. Necesitamos plataformas de diálogo y cooperación que permitan compartir conocimientos, tecnologías y recursos. Solo a través de una estrategia integrada podremos enfrentar los desafíos actuales y asegurar un futuro energético sostenible para Chile.
El aumento en las tarifas eléctricas nos recuerda la necesidad urgente de avanzar hacia un sistema energético más resiliente y sostenible. Esta es una oportunidad para adoptar soluciones que no solo mitiguen el impacto económico a corto plazo, sino que también aseguren una matriz energética más limpia, sostenible y menos dependiente de las fluctuaciones externas.