Por Daniela Huerta, directora de Riesgo de AFP Capital.
Las empresas enfrentan hoy una realidad cada vez más desafiante. Se les exige contar con una gestión transparente, ser un aporte concreto al mercado laboral y la economía del país, tener una mirada social y que sus operaciones se realicen de manera sustentable con el medio ambiente. En otras palabras, esto supone avanzar hacia una nueva forma de hacer empresa.
Para aportar a esta tarea es que en 2021 la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) dictó la NCG 461 la que modificó la estructura y contenido que tienen que contener las Memorias anuales de los emisores de valores y estableció la obligación de incorporar información “no financiera”.
Si bien esto trae consigo una serie de desafíos, también es un salto que el mercado ha valorado de forma positiva, pues se refiere a áreas e indicadores que – a pesar de lo importante que son para su desempeño y transparencia – no siempre tienen visibilidad.
Desde nuestro rol como inversionista institucional se trata de un hecho sumamente positivo, ya que nos permite ampliar la mirada de inversión y riesgo e ir acompañando a las empresas en las que invertimos en este camino hacia la sostenibilidad. En AFP Capital llevamos más de 10 años incursionando en esta materia a través de una mesa de inversión sostenible interna, analizando las variables que puedan influir o alterar su nivel de riesgo para tomar decisiones informadas y tener un entendimiento más profundo de los negocios que evaluamos. Eso es lo que nos marca la pauta.
A pesar de que aún queda por avanzar, especialmente en términos de “calidad versus cantidad”, conocer cómo incorporan las temáticas ambientales y sociales en su gobierno corporativo y en sus decisiones estratégicas es clave para nuestra toma de decisiones, y para cada uno de ellos es sin duda un autodiagnóstico con parámetros claros que les permiten movilizar y agregar valor a sus negocios.
Invitamos a todas las empresas a tomar el desafío de superar la visión de “compartir estancos” que tradicionalmente primaban a la hora de reportar los avances y brechas en materia de ASG. El objetivo es llevar estos asuntos al corazón de las estrategias de negocios de sus respectivas organizaciones y abordarlo desde una mirada integral y de largo plazo.
Pero no hay que perderse… No se trata de comunicar todo, sino de comunicar bien lo que es realmente importante con información confiable, veraz, transparente y real. Por ejemplo, avances en materia ambiental, planes de futuro y políticas de remuneración a colaboradores, dificultades y brechas. En el fondo, un win win para todos. Por eso, es de esperar que sean cada vez más las medianas y grandes empresas que se sumen al desafío de la NCG 461, que pone a Chile en línea con los países desarrollados y tiene el potencial de generar un efecto dominó para elevar los estándares de las empresas.