Por Marcelo Rute, Jefe División Gerencia del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones, Subsecretaría de Telecomunicaciones (SUBTEL).
Las telecomunicaciones han emergido como el latido vital de la era digital, y su impacto en la educación es innegable. Conectando a estudiantes y docentes con vastos recursos y oportunidades educativas, estas tecnologías han derribado las barreras geográficas y socioeconómicas que solían limitar el acceso al conocimiento. La conectividad a Internet en los establecimientos educacionales es más que una comodidad moderna; es una herramienta fundamental para construir un futuro educativo equitativo y robusto.
Desde la Subsecretaría de Telecomunicaciones, a través del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones, históricamente nos hemos dedicado a generar nuevas áreas de cobertura que han permitido ampliar y mejorar la conectividad sobre todo en zonas remotas y de bajos recursos. Sin embargo, el impacto que tiene un proyecto como Conectividad para la Educación 2030 es especialmente significativo, porque permite conectar nuevas zonas, pero también posibilita que los niños, niñas y jóvenes que habitan dichos lugares se sumen a las redes, tengan acceso a nuevos contenidos y conozcan otras realidades, ampliando sus conocimientos y sus perspectivas de vida.
La relevancia de las telecomunicaciones en la educación se manifiesta en múltiples formas: desde facilitar el acceso a material educativo en línea hasta la creación de entornos de aprendizaje interactivos y colaborativos. Sin embargo, para aprovechar plenamente estos beneficios, es esencial que todas las instituciones educativas estén debidamente conectadas.
Una iniciativa estatal para conectar establecimientos educacionales, como es el caso de “Conectividad para la Educación 2030”, no solo es crucial, sino que también es un paso hacia la equidad educativa. Al garantizar que todas las escuelas y liceos, independientemente de su ubicación o recursos, tengan acceso a la red, se nivelará el campo de juego y se abrirán oportunidades educativas igualitarias para todos las y los estudiantes.
Estos proyectos no solo son una inversión en la educación del presente, sino también del futuro. Al capacitar a los jóvenes con habilidades digitales y acceso a información global, se están sentando las bases para una sociedad más informada, innovadora y conectada. En resumen, la inversión en la conectividad escolar no es solo una cuestión de tecnología, sino una declaración de compromiso con el potencial ilimitado de cada estudiante.
Columna publicada originalmente en el sitio Red de Innovación.