Las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de reducir las emisiones de carbono y tomar medidas concretas para enfrentar la crisis climática. De esta manera, la transición hacia fuentes de energías renovables se ha convertido en un tema central, destacando soluciones como la energía solar y eólica.
En un ranking de los de los países más atractivos para invertir en energías renovables, la revista Forbes posicionó a Chile en el lugar 14, siendo el único de la región dentro del top 15. Algo en lo que se ha esmerado de manera continua. De hecho, hace un mes la Generadora Metropolitana inauguró el parque fotovoltaico más grande del país en Atacama, contando con 882.000 paneles solares, el equivalente a 370 canchas de fútbol, evitando la emisión de 280.000 toneladas de CO2 por año.
En esa misma región se encuentra el Parque Eólico San Juan, que posee una potencia bruta de 193 MW, aprovechando la riqueza de recursos naturales del país para desarrollar energía limpia y sostenible. Estos avances contribuyen a la descarbonización y son capaces de generar importantes ahorros operativos para las empresas locales.
El reto principal para muchas industrias sigue siendo la alta dependencia de fuentes de energía tradicionales, como el petróleo y el gas. Esta dependencia incrementa los costos operativos y la huella de carbono. Las políticas gubernamentales deben mejorar los marcos regulatorios e incluir incentivos fiscales. Mientras tanto, el sector privado desempeña un papel fundamental al invertir en la infraestructura necesaria para impulsar estos proyectos.
Según el reporte Powered for Change de Accenture, hay tres medidas claves para alcanzar los objetivos de descarbonización al 2050. Primero, se deben implementar primas verdes para financiar la fase inicial de descarbonización industrial. Segundo, hay que expandir el uso de energía de bajo carbono y el hidrógeno para asegurar un suministro asequible y seguro. Finalmente, es necesario reducir los costos de capital y operativos de la infraestructura, haciendo que las tecnologías limpias sean más competitivas económicamente.
La inversión en energía solar y eólica no solo es una estrategia ambientalmente responsable, sino también una decisión económica inteligente que puede proporcionar ventajas competitivas significativas. Invitar a las empresas a unirse a esta revolución energética es esencial para construir un futuro sostenible y rentable para todos.
Chile tiene el potencial de convertirse en un líder mundial en energías renovables, demostrando que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano, pero para ello se debe continuar implementando políticas que fomenten la inversión en tecnologías limpias y se desarrollen marcos regulatorios que faciliten su adopción. Además, el sector privado debe seguir invirtiendo en infraestructura y proyectos innovadores que impulsen el crecimiento.