Por Andrea Cavallari, Directora Sr. de Servicios para Latinoamérica en Red Hat.
En un mundo cada vez más digital y automatizado, en el que la volatilidad somete a las organizaciones a una presión constante para responder rápidamente a las demandas del mercado, el secreto del éxito de cualquier negocio es simple: las personas. Construir equipos unidos y motivados, trabajar en sinergia y obtener buenos resultados es la clave para afrontar tiempos de incertidumbre y garantizar un crecimiento sostenible.
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Un estudio reciente de McKinsey señaló que las empresas que se centran en el desempeño de su gente tienen 4,2 veces más probabilidades de superar a sus competidores, logrando un crecimiento promedio de ingresos un 30 % mayor. Lograr estos equipos cohesionados, sin embargo, es un desafío que va mucho más allá de crear ambientes acogedores, relajados y modernos, o brindar instancias de interacción, con salas de juegos y happy hours. Requiere despertar la colaboración genuina, que surge del sentimiento de pertenencia y de un propósito compartido.
Es bastante común ver departamentos enteros que tienen grandes talentos individuales, pero que conforman un equipo desalineado, incapaz de lograr grandes resultados juntos de la misma manera que lo harían solos. Segmentos como los de consultoría, por ejemplo, en los que el conocimiento de cada persona es el principal activo de la empresa, son algunos de los más perjudicados cuando el viaje no es compartido. El éxito de los grandes equipos exitosos es la suma de valores individuales que conectan en una misma dirección.
Entendiendo el todo
Mantener el sentido de equipo en el nivel más puro de su significado requiere una atención constante no sólo de todos sus miembros, sino también -y principalmente- de su líder. Un equipo conectado y altamente productivo nace del cuidado diario de las relaciones personales, florece con una gestión cercana que comprende las necesidades y comportamientos reales de cada persona, y fructifica al identificar cómo los individuos se complementan entre sí.
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Depende del líder fomentar esta visión colaborativa y la ruptura de silos a través de actividades de cocreación. Muchos de ellos lo saben, pero no todos son capaces de llevarlas a la práctica. Una investigación de Deloitte señaló que, si bien el 97 % de los entrevistados afirmó que liderar con empatía y autenticidad es clave para un líder eficaz, sólo el 45 % de ellos dijo tener un directivo con este perfil.
Para quienes lideran equipos, es importante saber escuchar, ponerse en el lugar del otro, comprender y resolver problemas de forma eficaz. Depende del líder mantener al equipo enfocado, protegido de distracciones y trabajar para resaltar las fortalezas de cada miembro del equipo. Como en un rompecabezas, identificar cómo los profesionales se complementan entre sí, cómo pueden trabajar juntos para desarrollar nuevas habilidades.
También debe mantener el enfoque del equipo siempre en el cliente, sin dejar espacio para el surgimiento de egos y deseos individuales que prevalezcan sobre el bien común. Su mantra debe ser claro: nadie por sí solo podrá lograr el resultado esperado, se necesitan unos a otros.
Crear un verdadero sentido de equipo implica dejar clara la misión y los objetivos, fomentar relaciones de confianza, respetar las opiniones diversas y garantizar un espacio seguro para que todos expresen sus ideas y colaboren sin miedo. La colaboración genuina también se fortalece reconociendo, elogiando y difundiendo las buenas prácticas, así como celebrando juntos los éxitos: los fracasos y los logros se comparten por igual, atribuyéndose siempre al grupo y no a un individuo, para que exista apoyo mutuo.
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Trabajando codo a codo, los profesionales ayudan a construir el concepto de colaboración dentro de las empresas, a desarrollar equipos superpoderosos, capaces de superar desafíos y alcanzar grandes logros, creando un círculo virtuoso que conduce a mejores resultados comerciales y a la satisfacción del cliente.