Las múltiples capacidades operativas que ha disponibilizado la nube siguen evolucionando. Desde la promesa de ofrecer excelentes experiencias; el despliegue e implementación de aplicaciones; la integración de entornos operativos aislados, híbridos y portátiles; hasta la administración sana, ágil y escalable de los datos, la nube catapulta posibilidades.
Hoy, son cada vez más los servicios en la nube que ofrecen capacidades con inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático (Machine Learning). El poder de analizar grandes cantidades de datos y automatizar muchos de los procesos que, manualmente, serían inviables, permite a las empresas ahorrar en la gestión operacional y aprovechar el poder del análisis de datos para la toma de decisiones, obteniendo ventajas competitivas en el mercado.
En Chile, según las necesidades e industrias, la nube en todas sus facetas está permitiendo a las organizaciones aprovechar capacidades avanzadas a gran escala: almacenamiento, administración, respaldo y análisis de datos; el desarrollo, prueba y despliegue de aplicaciones; distribución y puesta en marcha de cargas de trabajo sensibles y críticas.
Seguridad: una responsabilidad compartida
Se han desarrollado y promovido mejores prácticas de seguridad para proteger los datos. No obstante, es importante tener en cuenta que ningún sistema es infalible. Siempre existe la posibilidad de amenazas y violaciones de seguridad. Por tanto, la seguridad es una responsabilidad compartida entre el proveedor y el cliente.
Ambos deben asumir su rol y tomar medidas para garantizar la seguridad, implementando prácticas adecuadas y adoptando medidas adicionales según sea necesario, como la configuración correcta de permisos y la capacitación de sus profesionales en seguridad cibernética.
Hay, por cierto, desafíos con la resiliencia en seguridad. Fomentar e impulsar una cultura en la materia son factores de éxito para lograrla, que se suman a la implementación de Zero Trust, acceso seguro en el borde de los servicios, detección y respuestas a incidentes.
A medida que la adopción de la nube siga creciendo, los proveedores de servicios y las organizaciones seguirán invirtiendo en mejorar y fortalecer la seguridad de sus plataformas y datos, los cuales se encuentran cada vez más distribuidos.
Simplicidad y rapidez
Los entornos tecnológicos son cada vez más complejos, exigen velocidad y escalabilidad, por lo que debemos centrarnos en la simplicidad. En ello, los beneficios y avances que ha tenido la nube han sido fundamentales. Sin embargo, existen grandes desafíos que aún deben enfrentarse y comprenderse para tomar las medidas adecuadas y mitigar los riesgos.
En ese sentido, otro de los desafíos importantes tiene que ver con la velocidad, mientras se cuenta con visibilidad y automatización en la operación. Disponer de herramientas que nos ayuden a simplificar esta gestión es fundamental, junto con el desarrollo de políticas, procesos y controles para gobernar los recursos en la nube. Esto incluye la administración de identidades y accesos; la gestión de costos; el monitoreo del rendimiento y el cumplimiento de políticas internas, y regulaciones externas.
Por último, las soluciones deben funcionar en todos los entornos de los clientes, lo que crea la necesidad de interoperabilidad. Es decir, la posibilidad de migrar datos y aplicaciones en ambientes híbridos (nube y on-premise) sin volverse dependientes de un proveedor. Es esencial planificar y ejecutar adecuadamente las implementaciones/migraciones y, por sobre todo, asegurar que las aplicaciones legadas funcionen sin problemas en estos entornos de la nube.