Por Diana Ewing, vicepresidenta de ACADES.
El abastecimiento de agua en la minería es un tema de suma importancia en la crisis hídrica que vivimos. La implementación de tecnologías de desalación y reciclaje del agua se han instalado como una solución indispensable para garantizar la sostenibilidad de una industria que es tan vital para la economía del país como para producir los metales de la transición energética global.
Si bien todos los sectores productivos requieren agua, en regiones mineras como Antofagasta, garantizar su abastecimiento sigue siendo un tremendo desafío, el que hasta ahora ha sido posible alcanzar gracias a que la industria se ha situado en la vanguardia del uso de agua industrial reciclada y de agua de mar. En efecto, según el informe Cochilco 2023, un 74% de las empresas mineras en Chile recicla el agua que utiliza en sus procesos industriales, y un 34% utiliza agua de mar sin procesar o desalada, cifras que dan cuenta del compromiso irrestricto de la minería con la sostenibilidad de sus faenas. Entre ellas, lideran las empresas de la gran minería del cobre como BHP, que se ha propuesto reducir progresivamente el consumo de agua continental hasta abastecer el año 2030 todas sus operaciones con fuentes no continentales. En la misma línea, Anglo American aspira a alcanzar “consumo cero” de agua continental para el 2030 en todas sus operaciones a nivel global. Estas metas son parte de una transición hídrica que permitirá desarrollar una minería verde que no solo se enfoca en el uso sostenible del agua, sino también en la utilización de fuentes renovables para energizar los procesos de producción y transporte de agua.
Para alcanzar la seguridad hídrica ante los efectos del cambio climático, soluciones como él reúso de agua industrial y la desalación de agua de mar mediante energías renovables son fundamentales para todas las industrias que requieran asegurar su abastecimiento en forma sostenible y alineada con las políticas de ESG (Environmental, Social, and Governance). Sin embargo, la implementación de estas tecnologías no está exenta de desafíos, especialmente para la pequeña y mediana minería. Para algunos, los costos de desarrollo e inversión necesarios para migrar a nuevas fuentes de agua pueden ser inalcanzables. En muchos casos, la falta de fuentes continentales ha llevado a que los costos de producción del mineral se disparen, haciendo inviables algunas operaciones y proyectos mineros. Una solución a este problema puede estar en el diseño e implementación de un sistema integrado de abastecimiento hídrico que permita reducir las curvas de costo de inversión y operación gracias a las economías de escala que podría generar. En efecto, un sistema de transporte de agua que permita interconectar la infraestructura existente con nuevos acueductos en trazados de elevación óptima podría rebajar significativamente las barreras de entrada que enfrentan los pequeños y medianos proyectos mineros para abastecerse de agua reciclada y desalada.
Nuestra industria minera debe continuar liderando la adopción de tecnologías de reciclaje y desalación, pues no solo aseguran la continuidad de sus operaciones, sino que también contribuyen a la sostenibilidad y resiliencia del sector frente a los desafíos del cambio climático, pero es tarea de todos pensar en las grandes obras de infraestructura compartida que podrían darle la misma seguridad hídrica a múltiples industrias y proyectos que habilitarán en el futuro el camino al desarrollo.